Google Earth revela que el Campamento 18 sigue activo en Corea del Norte

Las imágenes de satélite disponibles en la primera mitad de 2024 han puesto bajo sospecha la narrativa oficial de Corea del Norte respecto a sus campos de detención. Un conjunto de fotografías capturadas por Campamento 18 y analizadas por el Comité para los Derechos Humanos en Corea del Norte indica que el recinto sigue operando, con construcciones recientes y una ampliación de su perímetro que contradice los comunicados de cierre que el gobierno ha emitido en los últimos años.
Detección mediante imágenes satelitales
Los investigadores partieron de la premisa de que los cambios estructurales en la zona son fácilmente visibles desde la órbita. Google Earth, la plataforma de geolocalización que combina fotos de distintas agencias espaciales, mostró que el campo mantiene una forma irregular y cubre aproximadamente 71,5 km². Dentro de ese territorio se identifican nueve pueblos oficiales y multitud de asentamientos no registrados, lo que sugiere una actividad constante de construcción y mantenimiento.
Los analistas remarcaron la presencia de torres de vigilancia estratégicamente distribuidas, cercas de alambre de púas y muros de ladrillo que delimitan el área. Estas características, ausentes en instalaciones civiles normales, son típicas de sitios de alta seguridad. Además, se observaron nuevos bloques de edificios dentro del recinto que, según los expertos, podrían servir como barracones, almacenes de producción o centros de mando.
El estudio comparó las imágenes de 2024 con fotografías de años anteriores, en las que se había documentado la demolición parcial de varias estructuras del campamento. La evidencia de expansión contradice de forma clara la información oficial que afirmaba el desmantelamiento total del campo tras supuestas reformas del sistema penitenciario.
Condiciones de vida y trabajo de los internos
El Campamento 18, conocido localmente como "Bukchang Concentration Camp", alberga a prisioneros políticos, denominados kwan-li-so, que son castigados por supuestas infracciones ideológicas. Entre los internos se encuentran hombres, mujeres y niños, muchos de los cuales fueron detenidos por intentar huir del país, por expresar opiniones favorables a Corea del Sur o por pertenecer a familias sospechosas de deslealtad.
- Trabajo forzado: Los detenidos deben cumplir jornadas de hasta 16 horas diarias, frecuentemente en minas peligrosas o en labores de tala de bosques, bajo condiciones de seguridad prácticamente nulas.
- Desnutrición y enfermedades: La ración alimentaria es insuficiente para cubrir las necesidades calóricas, lo que provoca desnutrición crónica y brotes de enfermedades contagiosas.
- Abusos físicos y sexuales: Testimonios de ex prisioneros describen torturas, agresiones sexuales y castigos extremos por parte de los guardias.
- Falta de acceso a asistencia médica: Los heridos por accidentes laborales o por la violencia recibida rara vez reciben tratamiento adecuado.
- Riesgo de ejecución: Los intentos de fuga se castigan con la muerte inmediata, y la mayoría de los internos no tiene ninguna perspectiva de liberación.
La combinación de trabajo forzado, condiciones inhumanas y vigilancia extrema convierte al campo en una zona de represión total, donde la vida de los internos está permanentemente bajo amenaza. Los datos obtenidos a través de la tecnología satelital son fundamentales para los activistas de derechos humanos, pues permiten a los sobrevivientes identificar sus antiguas barracas, lugares de ejecuciones y rutas de escape que, de otro modo, quedarían ocultas bajo el velo de la censura norcoreana.
El uso de Google Earth para mapear y documentar estos campos ha generado una nueva corriente de denuncias internacionales. Organizaciones no gubernamentales están utilizando estas imágenes para presionar a organismos como la ONU y gobiernos occidentales a que inciten al régimen a cerrar estos centros de detención y permitir el acceso de observadores independientes.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue recibiendo pruebas visuales de que la represión interna de Corea del Norte se mantiene firme. La evidencia de que el Campamento 18 está activo no solo refuta las declaraciones oficiales, sino que también subraya la necesidad de una vigilancia constante mediante herramientas de observación remota para seguir documentando los abusos contra los derechos humanos en el país más hermético del planeta.